La innovación y la mejora continua son dos conceptos clave para la competitividad empresarial y el crecimiento sostenible. Ambos conceptos están relacionados, pero tienen algunas diferencias importantes que es importante tener en cuenta al implementar estrategias empresariales.
La innovación implica la creación de algo nuevo que aporte valor al mercado o a la sociedad. Es una tarea desafiante que requiere creatividad, imaginación y una mentalidad abierta para explorar nuevas formas de hacer las cosas. Según el Manual de Oslo (2005), la innovación puede ser de producto, de proceso, de marketing o de organización, y puede ser incremental o disruptiva según el grado de cambio que suponga respecto a lo existente. La innovación es crucial para el crecimiento empresarial a largo plazo, ya que permite a las empresas crear nuevos productos y servicios y diferenciarse de sus competidores.
Por otro lado, la mejora continua se centra en la optimización del funcionamiento de un producto, un proceso o una organización. La mejora continua se basa en el conocimiento existente y en la aplicación de herramientas y técnicas para eliminar desperdicios, reducir costes y aumentar la calidad y la satisfacción del cliente. La mejora continua es un proceso gradual y sistemático que requiere el compromiso de toda la organización. La mejora continua es obligatoria para mantener la competitividad y la eficiencia en un entorno cambiante.
Aunque la innovación y la mejora continua son diferentes en muchos aspectos, ambas estrategias son complementarias y se refuerzan mutuamente. Se podría llegar a señalar incluso que la innovación y la mejora continua son dos caras de la misma moneda; donde la innovación proporciona nuevas oportunidades de crecimiento y la mejora continua ayuda a las empresas a mantener la calidad/eficiencia de sus productos y servicios.
La innovación requiere una visión a largo plazo y una estrategia clara, mientras que la mejora continua necesita un enfoque sistemático y la implicación de toda la organización. Una gestión eficaz de ambas estrategias puede mejorar la competitividad de la empresa y crear valor para los clientes.
La innovación y la mejora continua son estrategias complementarias que pueden ayudar a las empresas a superar los desafíos del entorno empresarial cambiante. La innovación puede ayudar a las empresas a crear nuevos productos y servicios y a diferenciarse de sus competidores, mientras que la mejora continua puede ayudar a las empresas a mejorar la calidad y eficiencia en la producción y el servicio al cliente.
Ahora que hemos profundizado en las diferencias entre innovación y mejora continua, es importante destacar que ambas son necesarias para la supervivencia y el éxito de una empresa en un mercado competitivo y cambiante.
Las empresas que combinan la explotación de sus productos actuales con la exploración de nuevas oportunidades son conocidas como empresas ambidiestras (O’Reilly & Tushman, 2013). Estas empresas son capaces de equilibrar las tensiones entre la innovación y la mejora continua, y logran una mayor rentabilidad y sostenibilidad en el tiempo.
Para los autores la ambidestreza organizacional, se refiere a la capacidad de una organización para explorar y explotar simultáneamente. En su artículo se revisa brevemente el estado actual de la investigación, destacando lo que se sabe y lo que no se sabe sobre el tema. Los autores concluyen que hay tres formas de lograr la ambidestreza: secuencial, estructural y contextual. También sugieren que todas estas formas son potencialmente viables y complementarias en lugar de sustitutas:
- La ambidestreza secuencial implica cambiar las estructuras de la organización con el tiempo para adaptarse a las condiciones cambiantes del entorno o las estrategias.
- La ambidestreza estructural implica el uso de unidades estructurales separadas para la exploración y la explotación, cada una con su propia alineación de personas, estructuras, procesos y culturas.
- La ambidestreza contextual se refiere a la capacidad conductual de demostrar simultáneamente alineación y adaptabilidad en toda una unidad de negocio. Esto se logra mediante un contexto organizacional que fomente la flexibilidad y el control.
La innovación es vital para desarrollar nuevas soluciones que satisfagan las necesidades cambiantes de los clientes, crear nuevos mercados y productos y mantenerse a la vanguardia de la industria. Por otro lado, la mejora continua es esencial para optimizar los procesos y productos existentes, reducir costos, aumentar la calidad y la eficiencia; manteniéndose al día con las mejores prácticas de la industria.
Es importante señalar que tanto la innovación como la mejora continua requieren una cultura organizacional que fomente la creatividad, la colaboración y el aprendizaje continuo. Las empresas deben estar abiertas al cambio y dispuestas a experimentar y tomar riesgos para innovar, al mismo tiempo que deben tener un enfoque sistemático y disciplinado para la mejora continua.
Para finalizar, la innovación y la mejora continua son dos enfoques complementarios pero diferentes para mejorar los resultados de una empresa. La innovación busca crear algo nuevo y valioso, mientras que la mejora continua busca optimizar lo existente. Ambas son esenciales para la supervivencia y el éxito en un mercado cambiante y competitivo y requieren una cultura organizacional que fomente la creatividad, la colaboración y el aprendizaje continuo.